Una serie de eventos desafortunados

Lo poco que queda seco parece una jungla, la gente se pelea por el agua, el pan y la leche. Colas enormes adornan las estaciones de gasolina, el pánico se ha apoderado de Tabasco.
Poco se puede decir que no se haya dicho ya, la gente se encuentra atrapada en sus techos y la vida de miles de personas, entre ellos los más vulnerables; niños, ancianos y mujeres embarazadas se pone en mayor riesgo pues no quisieron abandonar sus viviendas a tiempo. Tal vez la naturaleza dice que con ella no se juega, pero la risa apagada de un niño refleja que estamos viviendo al borde y que la factura que está cobrando es muy alta.
No hay más que decir qué estamos cargando con la irresponsabilidad de todo un país que obtiene energía a bajo costo y no da mantenimiento a lo primordial, a los ríos que la generan. Que esto es sólo el comienzo de una serie de eventos desafortunados desencadenados a partir de ahora.
La lluvia continua que amenaza con seguir rebosando el agua hacia más colonias de la cuidad, la gente que sigue atrapada en los techos de sus casas, la costalería que generará un importante daño (posterior) a las miles de calles en donde se encuentran colocados, los enfermos que se generen por los altísimos niveles de humedad, las carreteras que quedarán dañadísimas y que tardarán mucho en reconstruirse, la gente que se quedará sin vivienda y que en este momento no pueden ir a sus trabajos y que por lo tanto no perciben sueldo alguno.
No es por valerse de eso para llenar un espacio en los blog’s sino para sacar un poco de de esta angustia que genera el encierro, el saber que tu pueblo está desapareciendo y que sólo puedes ser un espectador impotente de esta serie de eventos desafortunados.
Le auguran tiempos difíciles a Tabasco, sin embargo se está demostrando que somos un estado de casta valiente, que saldrá avante y aunque poco a poco, resurgirá de las cenizas.

*Fotos tomadas por Asha, espero que estés bien.