07 mayo, 2008

San Cristóbal, el gran espectáculo

Existen muchos sitios en nuestro país que son considerados turísticos, la gente que habita en ellos, vive de la afluencia de personas que llegan a vacacionar a esos espacios. En Acapulco o Cancún el turismo es el brazo fuerte de la economía, los oriundos explotan los recursos naturales y ofrecen servicios que satisfagan las necesidades de los visitantes y se ven regidos por las temporadas altas y bajas que marcan los calendarios oficiales. Claro está que las divisas más esperadas son las extranjeras, así que los comerciantes u ofertantes de servicios, procuran hacer accesible su producto para aquel tipo de turismo, pero qué pasa en pueblos donde la mayor población es indígena.
San Cristóbal de las casas se ubica a una hora de la capital del estado de Chiapas, rodeado de una vegetación exuberante y de una arquitectura colonial, es fácil quedar atrapado a simple vista de aquel lugar mágico. Un sitio en el que coexisten diversas formas de vidas que saltan a la vista. La contemplación de aquella fusión de lo antiguo con lo moderno sin lugar a dudas puede parecer excitante, pero después de detenernos a analizar el modo de desarrollo de los sitios turísticos, podemos notar severas realidades que empañan aquel no tan mágico lugar.
Cerca de la calle de Mina, en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, muchas mujeres indígenas originarias de Chiapas extienden en el suelo una manta en la que ponen a la venta toda clase de artesanías. Mujeres con la vestimenta típica madres de 2 niños pequeños y uno amarrado en el rebozo, acomodan sus artesanías de una manera idéntica a la de la mujer que se encuentra a unos pasos, todas son como pequeños OXXOS, donde pueden encontrar los mismos artículos que, a su respuesta, no son elaborados por ellas.
En el mercado de dulces y artesanías de San Cristóbal de las casas podemos encontrar toda clase de artículos a la venta, desde galletas de mora que la marchanta desconoce su procedencia, hasta batas bordadas que tiene la etiqueta de la talla adjunta, y como alguien me comentó, hasta un charango “made in Uruguay.” En las calles no es menos impactante, pequeños niños con una canastita idéntica se pasean por los cafés y restaurantes ofreciendo pequeñas figuritas de barro que si preguntas, son hechas por su mamá, sin embargo las figuras parecen reproducciones idénticas, también de las que oferta cualquier otro niño que veas con aquella pequeña canasta.
Los dueños de los locales que se encuentran en las calles cercanas del centro histórico son en su mayoría extranjeros, muchos restaurantes y bares dan cabida a gustos desde los más austeros hasta los más exigentes, sin embargo la gente oriunda sólo se limita a contemplar, a vender aquella mercancía que se les ha encomendado.
La explotación de la gente indígena se da descaradamente y a la luz del día; muchas mujeres que tejen cinturones, gorritos o moldean figuritas en barro, tienen su espacio de pie en las aceras, o después de las 10 de la noche a las afueras del centro histórico. Un escenario lastimero que se conjunta con un corrupto manejo de las autoridades que no fijan su mirada o que están coludidas con grupos organizados que distribuyen aquellas nuevas artesanías. A plena mañana, puedes ver a las afueras del templo de Santo Domingo camionetas del año con la mercancía artesanal, las cuales son tomadas sin que nadie se haga responsable por ellas.
A nadie parece importarle, para los extranjeros, es como un gran espectáculo que prefieren no buscar el trasfondo, para el turismo nacional es como un lugar donde se detiene el tiempo, donde la gente sigue siendo fiel a sus tradiciones, y en el que la pobreza es parte de aquel marco colonial, y para los indígenas es sólo una forma de supervivencia.
A pesar de que en las plazas se levante la voz para manifestar las injusticias cometidas contra el pueblo indígena, poca es la relevancia que estas tiene en las decisiones del gobierno, por ello la lucha a favor del respeto de los derechos humanos, debe ser un tema primordial en la vida del hombre, pues hay muchos ojos y oídos que todavía permanecen tapados.

4 comentarios:

Checo Ramírez dijo...

hahaha mucho texto...pero saludines

Hugo Reynaga dijo...

Haz como yo... cierra los ojos y sigue caminando.

Hugo Reynaga dijo...

Aclaro... después de unos segundos los vuelves a abrir... no es bueno caminar mucho tiempo con los ojos cerrados.
¡JA!

cervantes dijo...

uyyy... que comentario el primero del chaval este.. de letras como .. mmm rusas...

que comentario.. ehh..

bueno, pues una realidad y una pena que aveces pasa que muchas gentes de comunidades indigenas estan vendiendo productos made in china... eso como tema primero del post, es lamentable..

a mi me paso hace poco que fui a la gelagetza... no se si lo escribo bien... bueno, paso que ibamos a comprar aretes pero nos dimos cuenta que eran made in china.. no jodas.. y puestos ahi en el pedazo de tela de manta.. para hacerlos ver mas rudimentarios..

una lastima

pero una lastima que atribuyo al consumismo y gusto de la gente que compra productos chinos y baratos... o que prefiere lo extranjero sobre lo nacional.

y la gente comerciante obviamente se rige por la ley de :

al cliente lo que pida

en fin... ese caso de la explotacion de indigenas en chiapas... igual estaria genial que profundizaras mas...

buen punto..

la pobreza ya parece ser en mexico, sobre todo en el sur, un espectaculo turistico, de fotos de gente pobre en blanco y negro expuestas en una galeria de NY.