07 abril, 2007

El Abuelo del Metrosexualismo Azteca


Cabello bien peinado, bigote cortamente recortado, camisas de sedas, batas chinas y su lujoso departamento (penthouse) lleno de “Chiquititas” Mauricio Garcés era el Casanova por excelencia de los años 70’s. Tan difícil fue tenerlo y después perderlo que lo adoramos como el modisto de señoras y aunque pesado y poseedor de una elegancia “chocante”, era uno de los galanes más codiciado en México.
Bautizado por algunos como el abuelo del “metrosexualismo” este pulcro personaje nunca fue atrapado por una mujer, su vida desenfrenada y aventuras típicas de donjuán divirtieron a un público que era testigo de una nueva clase de hombre. El típico galán que ahora poseía un cierto deje de amaneramiento y excesivo cuidado de su imagen. Llegó a seducir a las mujeres que pasaban por su camino y que lo hacían meterse en muchos enredos, mismos de los cuales, la mayoría de las veces eran solucionados por Sócrates, su inseparable valet que fuese interpretado por Luis Manuel Pelayo.
Con toda esta nueva era de hombre “sexuales“, refiriéndome por supuesto a los metrosexuales, ubersexuales, vitralsexuales, tenosexuales, que ha creado esta nueva era publicitaria, rescatamos a aquel que fue el precursor de un nuevo estilo de vida en México, que si bien es cierto, es característico de esa era, a últimas fechas no nos es tan desconocido.
Digo, no es que el papel de un hombre de mil mujeres sea mi favorito, pero hay que darle su crédito a don Mauricio, digo, a lo mejor y sí existiese en este tiempo, la mayoría lo tacharía de homosexual, sin embargo, en su tiempo era todo un arrozzzz.
*08/04/2007 Diario Presente,
Karely Hernández

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